A nuestro alrededor, la estética de nuestra época parece un batiburrillo ecléctico de todo lo que en décadas anteriores pudo considerarse desde hortera a rebelde, dependiendo del punto de vista de quien las viviera, pero despojado de todo contexto y, por tanto, también de todo significado.
Las causas y orígenes de cada movimiento intelectual que pudo generar una manera de ver el mundo y la vida en general, pero que además pudo incorporar un aspecto visual específico, son arrojadas al olvido en pro del ávido saqueo de inútiles pero brillantes complementos y accesorios que poder añadir al collage contemporáneo.
Mientras tanto, los partidarios y colegas del aburrido Fukuyama defienden que toda lucha e ideología ha concluido; el Fin de la Historia es un hecho: la Economía neoliberal es el destino de la Humanidad. Y con este milenarismo hegeliano de segunda mano más propio de un profeta del desierto que de un observador serio se nos vende un pastiche que pretende superar a Marx -pero que hereda los peores defectos de éste-, y que se fundamenta en un suceso tan frívolo como espectacular: la caída del Muro de Berlín, por supuesto obviando la cantidad de muros enormes que quedan aún por derribar, la mayoría de los cuales existen con la conformidad y para el provecho de Occidente y sus aliados -como el de Gaza, sin ir más lejos-, y obviando también que ese "comunismo" de Estado no era más que otra forma de administrar una economía industrial y productivista porque evidentemente para estos señores trajeados no cabe ninguna duda de que el productivismo y la sociedad industrial son el mayor avance de la Humanidad desde la civilización y el imperialismo por lo menos.
Los tentáculos del Imperio se extienden prácticamente por todo el plano físico de la existencia terrestre y sus propagandistas intentan convencernos de la omnipotencia de la máquina.
Sin códigos que descifrar ni países o islas que bautizar, el habitante medio de la civilización -ahora una sola, en todas partes-, se limita a repetir las pautas y patrones que le han sido indicados para el mantenimiento de una vida segura y mediocre: como el tren, otra maravillosa creación para el transporte de mercancías y seres humanos -que ya cada vez se diferencian menos entre sí-, viaja por un férreo carril previamente establecido.
En un intento por apartar de sí la pavorosa imagen de encierro que la fábrica cultural moderna produce sin descanso, algunos practicamos una vieja técnica; sirviéndonos de la literatura, nos recreamos en universos y mundos diferentes, donde todo está por ver, donde los milagros ocurren y lo inexplicable no sólo sucede, es la base de todo, sobre la que se construye cada nueva aventura.
La producción de libros y cómics -o novelas gráficas, como prefieren algunos- no cesa, y somos muchos quienes encontramos entre sus páginas de papel un refugio imprescindible a una realidad cotidiana que nos aplasta pero, ¿es esto a lo único a que podemos aspirar?
Como Colin Woodard documenta en su libro La república de los piratas, fueron las leyendas sobre pioneros de la piratería como el famoso Henry Avery -que en muchos ocasiones raramente coincidían con lo acontecido-, las que inspiraron las vidas de los más atrevidos, incansables e idealistas filibusteros y bucaneros a llevar a cabo sus acciones, tales como Samuel "Black Sam" Bellamy o Edward "Barbanegra" Thatch, e incluso códigos de conducta a bordo del barco como el de Bartholomew Roberts, que incluía puntos como que "todo hombre tiene voto en los asuntos del momento [e] igual derecho a provisiones frescas o licores fuertes en cualquier instante tras su confiscación y pueden hacer uso de ellos a placer, excepto que la escasez haga necesario, por el bien de todos, su racionamiento", o que "nadie jugará a las cartas o dados por dinero"[1].
Tenemos también a Edward England, que se especializó en los ataques sobre barcos negreros en la costa occidental de África, y que fue depuesto por sus hombres por negarse a hacer daño a sus prisioneros[2] y que se sintió, como otro joven forjador de anclas convertido a pirata bautizado por sus padres como Walter Kennedy[3], llamado a la piratería por esas historias que día a día escuchaba a su alrededor, historias que hablaban de las increíbles hazañas de héroes-ladrones que no sólo se salían siempre con la suya: eran justos, bravos, arrojados y elegantes, y jamás abusaban de su fuerza ni causaban perjuicio físico alguno a ningún inocente si la ocasión no lo requería. Proscritos pero auténticos reyes de los mares, que pusieron en jaque al comercio internacional de la época mientras pudieron y que en muchas ocasiones fueron asesinados por ello[4], permanecen aún vivos en la memoria colectiva.
Y otros ejemplos de personas inspiradas por la ficción los tenemos a pares si prestamos atención a todos aquellos que dejaron atrás las ciudades con el fin de vivir en plena naturaleza movidos parcial o totalmente por los escritos de gente como Henry Thoureau o Jack London, sin contar con el Robinson Crusoe de Defoe, por nombrar sólo algunos.
Pero es precisamente en estos tiempos en que nos dicen que todo está inventado, en que la juventud ha asumido y aceptado sin demasiada dificultad que la originalidad es, sencillamente, imposible, cuando más necesitamos recurrir a nuestra propia mitología para reconquistar nuestras vidas, para recuperar cada pequeña parcela de autonomía que nos ha sido arrancada y alzarnos como seres libres, únicos, irrepetibles.
¡Todos podemos ser superhéroes! ¡Todos podemos ser buscadores de tesoros, arqueólogos o magos! ¡Todos podemos ser vigilantes! ¡Todos podemos ser los protagonistas de una aventura inédita e imposible, todos podemos llevar a cabo acciones memorables!
¿Todos? Bueno, no todos: sólo quienes estén dispuestos a renunciar a la comodidad que da saber -o creer- que cada uno de nuestros pasos ha sido ya trazado y probado de antemano por otros, y que convierte nuestro camino en algo seguro y sin riesgos.
Esta necesidad de romper con los esquemas, esta imperiosa sed de caos, de conflicto, de terminar de una vez por todas con esta paz ficticia, maquillaje de la peor de las guerras jamás llevada a cabo contra el cuerpo -que ahora es invadido hasta lo más profundo de su ser-, ha llenado nuestro mundo de narraciones suplicantes, invocaciones desesperadas de pasión y lucha, de fuego y de locura.
¡Echemos abajo todas las patéticas y viejas excusas que nos confinan en cárceles sin paredes pero aún más asfixiantes, que nosotros mismos hemos colaborado en construir en nuestras cabezas, para encerrar y contener nuestros impulsos más internos, nuestras ansias más ardientes!
¡Pongamos fin a la máquina de producción de Realidad que nos asegura ser el único referente en un universo que está, aún y aunque esta máquina lo niegue, pletórico de posibilidades, de infinitas oportunidades!
¡Advirtamos la peor de las dominaciones, que secuestra nuestros sueños y los hace picadillo, que traspasa invisible nuestras fronteras y nos invade por completo, y expulsémosla por fin y de una vez por todas!
¡A las armas, compañeros! ...Y como decían en el mayo francés, ¡seamos realistas, exijamos lo imposible!
* * * * *
[1] The Pirate's Code.
[2] La república de los piratas. Colin Woodard, 2007. 2008 de la traducción castellana para España y América: Editorial Crítica.
[3] Íbid.
[4] Íbid.
Completament d'acord en que hem de construir la nostra pròpia mitologia, el nostre simbolisme, la nostra cultura.
ResponderEliminarUn text esplèndid.
Vou permitirme unha licencia que non sei se será interpretada con agrado. O que vou facer a continuación é autopublicarme en plan cavernario nun caderno alleo, no lugar onde se supón que só hai que comentar minimament. Eszmaill, se che parece mal, dismo e quedamos tan amigos.
ResponderEliminarSINTONÍA.....RADIO PIRATONA
EQUIPO MUSICAL DE ALTA INFIDELIDADE
GRAVACIÓNS SENTIMENTAIS
MÚSICA DISTINGUIDA
SOMOS OS HERDEIROS DA CRUS DO CAMPO
EN NÓS MANIFÉSTASE O RURAL, A MONTAÑA, O ARREIRO BÁSICO E ELEMENTAL
A ALDEA GLOBAL SI, A ALDEA UNIVERSAL TAMÉN
CONVERSAS COSMOPOLITAS
CAFÉ-CONCERTO CO TEMPO DESCONCERTADO
CONTAMINACIÓN MENTAL CON PREMEDITACIÓN E ALEVOSÍA
LOITA ÁTONA CONTRA OS RELOXOS
SEMPRE AQUÍ E SEMPRE AGORA NOS ENCONTRARÁS
ESTA É A FONTE ONDE BEBE A RAÍÑA LUPA
PARA ENTOAR CÁNTICO ARCAICO E TRÁXICO
ESTE O RÍO ONDE ACODEN A COTÍO
OS ESPÍRITOS DOS IRMANDIÑOS ARMANDO ESCÁNDALO.
ESTAMOS TODOS LOUCOS POR INCORDIAR
COMEREMOS PAN DE FIGOS ATA A FINAL
SINTONIZAS RADIO PIRATONA
DENDE CONYAILAND PARA A GALXIA
DOS ESTADOS DESUNIDOS DE ALIANZAS TRASATLANTICAS
COMEMOS BOMBAS EN HIRISHIMA, NAGASAKI E MUROROA
OBSERVAMOS PERPLEXOS COMO A NOSA NAVE VAI CAMIÑO DE SE CONVERTER NUNHA ESTACIÓN ESPACIAL
DE AUGA E SMOKERS
QUE CADA QUEN CONSTRÚA A SÚA BATEA
ACABÁRONSE OS LIMÓNS
SAÚDE, SORTE E MENOS MISERIA
ATA A PRÓXIMA EMISIÓN
cha cha cha
Claro que no me parece mal pero... ¿¡podemos ser amigos igualmente!?
ResponderEliminarEsa pregunta significa que moi ben tampouco che pareceu. Ben, sempre cabe a apción de botar o comentario á papeleira e quedamos a pre.
ResponderEliminarNo, no, no: me parece requete-bien. Nada de borrar nada.
ResponderEliminarPero hacer amigos tiene siempre algo bonito.
Facer amigos é fascinante sempre que haxa algún outro xogo que o de estar permanentemente xogando ás agachadas.
ResponderEliminarPois a min a emisión pirata esa alegroume o día de folga, que queredes que vos diga. Tanto é así que a vou chimpar na miña bitácora en canto teña tempo. É máis, vou empezar a fabricar emisións destas a punta pala para que non quede nunca en seco a cinta transportadora.
ResponderEliminarMenos miseria, carallocorou, cando queiras vén ao Rosanegra botar unhas parrafadas, que teño ron do bo.