A veces parecía estar diciendo que nada existía a menos que la gente pensara que existía, que el mundo estaba allí porque la gente se empeñaba en imaginarlo. Pero luego parecía decir que había montones de mundos, todos casi iguales y en el mismo lugar, pero separados por el espesor de una sombra, de manera que todo lo que podía suceder tuviera un lugar donde suceder.
Ritos iguales. Terry Pratchett, 1987. Pág. 191.
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