Khuai-i-Eszmaill y su buen amigo, Bufón Satánico, mantienen una conversación intrincada y absurda durante horas, hasta quedar extasiados por la pura reverberancia del eco de sus voces en la jodida caverna de Platón, mientras el hombre ideal permanece allí colgado, ciego y hecho polvo, en la oscuridad.
¿Por qué sigues hablando como si algo tuviera sentido?, pregunta Bufón Satánico.
¿Cambiaría algo si lo hiciera de otro modo?, inquiere Khuai, distraído.
¿Por qué sigues hablando como si algo tuviera sentido?, pregunta Bufón Satánico.
¿Cambiaría algo si lo hiciera de otro modo?, inquiere Khuai, distraído.
Eso que dices parece contener mucho sentido. Me voy a cagar y luego a tomar el sol, sentencia Bufón, marchándose.
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