La tecnología es neutra: sólo debería ilegalizarse la estupidez.
[...] La prohibición de herramientas supone un freno al desarrollo humano. Imaginen por un momento un mundo en el que alguien hubiese ilegalizado el alfabeto, la imprenta, la máquina de escribir... Los mismos que prohíben los programas de ordenador, a causa del uso indebido de los mismos, jamás se plantearían legislar contra otras herramientas de uso masivo en nuestra sociedad, por muy pervertida que haya sido su utilización en distintos momentos de la historia. Por mucho que hayan evolucionado las quijadas de asno.A pesar de sus errores, a pesar de su sumisión al poder económico, a nadie se le ocurriría proponer la ilegalización del Parlamento, aunque sus inquilinos no estén a la altura de las circunstancias. Aún con sus defectos, la democracia sigue siendo una herramienta válida.Y las herramientas no deberían prohibirse jamás, dice Carlos Sánchez Almeida en Las herramientas prohibidas en un bravo alarde de imaginación siempre caracterizado por su deslumbrante optimismo e incuestionable servicio al Estado de Derecho.
Las negritas nos pertenecen (tratándose de propiedad inalienable y por tanto quedando prohibida su alteración mediante el uso de cualquier sustancia estupefaciente o psicotrópica, so pena de sobornos a los ministros para conseguir sus favores y que te jodan para siempre el resto de tu miserable vida).
Su Majestad el Presidente del Gobierno ya ha declarado este texto de carácter social y a su autor se le ha conferido el título de Doctor Honoris Causa y otorgado el premio Nobel y el de Artista Revelación del año 2010. A la entrega de premios ha acudido la Familia Real, el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición, Mariano Rubalcaba. Ambos políticos acudieron al evento juntos y agarrados de la mano, en una muestra de unidad ante la crisis que, como era de esperar, ha servido para alimentar las especulaciones de la prensa rosa y los clientes de bares que se hacen llamar lounge.
...deberíamos hacer más centrales nucleares y seguir construyendo edificios con amianto.
Quién sabe de qué usos inesperados estamos privando al futuro.
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