Que no te importe. Que sepas, en el fondo de tu corazón, que las acciones de los demás les pertenecen.
Que las aceptes. Que consigas asumirlas como ajenas. Lo que hagan los otros es cosa de ellos.
Quien te causa daño a propósito, quien te traiciona, se denigra a sí mismo en primer lugar.
Ni siquiera la decepción debe afectarte. No dejes al cinismo corromperte.
Lo hermoso existe. Pero no todo el mundo consigue mantenerlo.
No siempre permanece.
Las relaciones poseen un importante factor inconsciente pero, sin la parte consciente, sin el esfuerzo, la voluntad, la idea de saber que hacemos lo que queremos estar haciendo y no otra cosa, sin nosotros, mueren.
La idea de que las relaciones deben mantenerse por sí mismas, como si bastara con dejarlas corretear libremente sin preocuparse por ellas, resulta tan absurda como el otro extremo -tan propio de nuestra sociedad como el primero-, de que, para que funcionen, se requiere autoridad e imposición. Al igual que con los niños, las relaciones entre personas son criaturas maravillosas. Desidia o totalitarismo, dicotomía de imbéciles; se trata, en última instancia, de cuidado. De saber prestar la atención y el cariño necesarios para que todo funcione.
Luchemos por lo que amamos que, en el fondo, no es más que luchar por nosotros mismos.
Quien puede traicionar lo que ama, se traiciona a sí mismo y por tanto es suyo el fallo.
Y esperemos que, con suerte, logre algún día superarlo.
27.6.11
26.6.11
No hay más realidad que la que tenemos dentro
Demian, Hermann Hesse. Alianza Editorial.
No debe compararse con los demás; y si la naturaleza le ha creado como murciélago, no pretenda ser un avestruz. A veces se considera raro, se acusa de andar por otros caminos que la mayoría. Eso tiene que olvidarlo. Mire al fuego, observe las nubes; y cuando surjan los presagios y comiencen a hablar las voces de su alma, entréguese usted a ellas sin preguntarse primero si le parece bien o le gusta al señor profesor, al señor padre o a no sé qué buen Dios. Así uno se estropea, desciende a la acera y se convierte en fósil.
(...) No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de seres humanos vive tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría.
rtyuikol
Te miran y dirían que te portas demasiado bien.
Otros, que eres demasiado extremo. A veces.
Los estados de ánimo suben y bajan. Suben, bajan.
Estoy en casa, donde los elefantes,
y las mujeres y los tejones
y los gatos y los tigres salvajes
y los cocodrilos.
Un cuerpo inerte sobre la arena
los pájaros sobrevolándolo
huelen vida, no muerte.
Ella se mueve a mi alrededor, reluciente.
Me explica el mundo entero con sus ojos.
Tiene labios de oasis y tierra fértil.
"Vive tu vida como si esculpieras una obra de arte."
Otros, que eres demasiado extremo. A veces.
Los estados de ánimo suben y bajan. Suben, bajan.
Estoy en casa, donde los elefantes,
y las mujeres y los tejones
y los gatos y los tigres salvajes
y los cocodrilos.
Un cuerpo inerte sobre la arena
los pájaros sobrevolándolo
huelen vida, no muerte.
Ella se mueve a mi alrededor, reluciente.
Me explica el mundo entero con sus ojos.
Tiene labios de oasis y tierra fértil.
"Vive tu vida como si esculpieras una obra de arte."
La salvación
Con objeto de hacerse libre, al hombre civilizado sólo le queda una vía de salvación: desaprender y purgarse, purificarse hasta llegar, con esfuerzo y sacrificio, a parecerse a su hermano santo: el hombre salvaje.
21.6.11
En busca de nosotros
Recuerdo lo que llamé la mayor de las traiciones y culparme a mí mismo por ella. De día y de noche pero, sobre todo, de noche.
Recuerdo mirarme ante un espejo ajeno, con arrebato mutante pero extraño, no buscándome sino ansiando mostrarme como pensaba que los perdidos me querrían.
Frenético y desesperado, como sangre que huye de una herida mortal, sin noción de tiempo pero sujeto al tic-tac de los relojes. Sólo quise gustarme, adorarme, descubrirme. El exterior inerme, ¿sabe alguien qué buscan en uno quienes lo abandonan? No te adaptas, ¡no lo busques!, el mundo no se adapta a nadie.
Un instante de luz perfecto que arde, que explota, irremediable, irrepetible. Hazte hermoso y brilla, como los astros, las supernovas, el cielo y el infierno. No tiene sentido tomar a la luna como ejemplo si al final no hace más que reflejar al sol sobre las aguas del mar.
Arrojarlo todo, sin miedo, a la pira de lo antiguo, lo eterno vuelve, lo efímero desaparece.
Ámate como a Dios mismo. No hay otro, ¡o no lo habrá mientras lo persigas!
¿Qué clase de aristócrata se arrastra como un esclavo? Contonéate, como un meteorito que supera la atmósfera, como un pavo real, como el gallo en el corral que ignora deliberadamente la jaula -destroza la jaula y escapa si te ves capaz-.
Convéncete de merecerlo todo.
Los manjares, el templo, el paraíso, el amor; no luches por causa alguna que no sea tu propia causa, no pelees por nada que no te desgarre el alma y desde luego no te brindes deseo que no te queme dentro.
No me juzgo como humano, ni como animal, no me corresponde. Ni a mí ni a ti ni a nadie. Alcémonos. Hacia arriba, hasta rozar las nubes. Lleguemos a lo más alto. Y superémoslo.
Recuerdo mirarme ante un espejo ajeno, con arrebato mutante pero extraño, no buscándome sino ansiando mostrarme como pensaba que los perdidos me querrían.
Frenético y desesperado, como sangre que huye de una herida mortal, sin noción de tiempo pero sujeto al tic-tac de los relojes. Sólo quise gustarme, adorarme, descubrirme. El exterior inerme, ¿sabe alguien qué buscan en uno quienes lo abandonan? No te adaptas, ¡no lo busques!, el mundo no se adapta a nadie.
Un instante de luz perfecto que arde, que explota, irremediable, irrepetible. Hazte hermoso y brilla, como los astros, las supernovas, el cielo y el infierno. No tiene sentido tomar a la luna como ejemplo si al final no hace más que reflejar al sol sobre las aguas del mar.
Arrojarlo todo, sin miedo, a la pira de lo antiguo, lo eterno vuelve, lo efímero desaparece.
Ámate como a Dios mismo. No hay otro, ¡o no lo habrá mientras lo persigas!
¿Qué clase de aristócrata se arrastra como un esclavo? Contonéate, como un meteorito que supera la atmósfera, como un pavo real, como el gallo en el corral que ignora deliberadamente la jaula -destroza la jaula y escapa si te ves capaz-.
Convéncete de merecerlo todo.
Los manjares, el templo, el paraíso, el amor; no luches por causa alguna que no sea tu propia causa, no pelees por nada que no te desgarre el alma y desde luego no te brindes deseo que no te queme dentro.
No me juzgo como humano, ni como animal, no me corresponde. Ni a mí ni a ti ni a nadie. Alcémonos. Hacia arriba, hasta rozar las nubes. Lleguemos a lo más alto. Y superémoslo.
Entropía (Mr. Nobody)
Para acceder al vídeo, hacer click aquí.
16.6.11
Aún más mentiras
Miremos donde miremos,
vemos sólo una gran mentira,
estamos de acuerdo, amigo mío.
Pero, a diario, peores cosas
me encogen más el alma.
Aún peor que este bio-imperio
y que la máquina de muerte
que nos rodea y atraviesa,
las mentiras que me entristecen,
las que más me entristecen,
las han dicho, en primer lugar,
los posteriormente desconocidos
que una vez llamé hermanos,
me acuerdo de todos ellos.
Y aún más mentiras,
las que dije a los demás,
y las que me conté a mí mismo,
aunque en el momento de decirlas,
pienso, amigo mío,
que aún me las creía.
Más horrible que toda paranoia,
que cualquier conspiración,
peor que este desasosiego
de no poder creer nada en absoluto,
so pena de creerlo todo al mismo tiempo,
aún peor que este gran miedo,
de temerlo todo,
de no encontrar jamás un hueco en la colmena,
de vagar para siempre por el desierto,
como un profeta, o un loco, o ambas cosas,
aún peor que la certeza de no poder salir
nunca, nunca, nunca, nunca, nunca,
porque no hay adonde ir,
porque no está en ninguna parte
porque perseguimos lo inalcanzable
una realidad que nos acune,
la coherencia de algo,
de cualquier cosa,
que el mundo funcione,
o que parezca funcionar,
que la miseria cese
o que dejemos de verla,
que la noche siga al día,
pero de verdad,
que tengamos niños alegres,
creciendo en libertad,
no atontados,
ni carne de cañón,
ni el blanco fácil,
de ningún monstruo malnacido,
porque el mundo de ahí fuera no sea
nunca nunca más
una boca armada con dientes afilados.
Mientras tanto sonrío,
o lo intento, amigo mío,
con la pretensión ridícula
de que la vida me sonría,
pero entonces, ¡agua fría!,
y tantos cubos como me caen encima,
mi cara entera transforman en mueca
mientras me susurro en voz baja,
con los ojos encendidos,
no pasa nada, no pasa nada,
todo va a mejorar,
qué me importa el agua
si tampoco soy de azúcar
vemos sólo una gran mentira,
estamos de acuerdo, amigo mío.
Pero, a diario, peores cosas
me encogen más el alma.
Aún peor que este bio-imperio
y que la máquina de muerte
que nos rodea y atraviesa,
las mentiras que me entristecen,
las que más me entristecen,
las han dicho, en primer lugar,
los posteriormente desconocidos
que una vez llamé hermanos,
me acuerdo de todos ellos.
Y aún más mentiras,
las que dije a los demás,
y las que me conté a mí mismo,
aunque en el momento de decirlas,
pienso, amigo mío,
que aún me las creía.
Más horrible que toda paranoia,
que cualquier conspiración,
peor que este desasosiego
de no poder creer nada en absoluto,
so pena de creerlo todo al mismo tiempo,
aún peor que este gran miedo,
de temerlo todo,
de no encontrar jamás un hueco en la colmena,
de vagar para siempre por el desierto,
como un profeta, o un loco, o ambas cosas,
aún peor que la certeza de no poder salir
nunca, nunca, nunca, nunca, nunca,
porque no hay adonde ir,
porque no está en ninguna parte
porque perseguimos lo inalcanzable
una realidad que nos acune,
la coherencia de algo,
de cualquier cosa,
que el mundo funcione,
o que parezca funcionar,
que la miseria cese
o que dejemos de verla,
que la noche siga al día,
pero de verdad,
que tengamos niños alegres,
creciendo en libertad,
no atontados,
ni carne de cañón,
ni el blanco fácil,
de ningún monstruo malnacido,
porque el mundo de ahí fuera no sea
nunca nunca más
una boca armada con dientes afilados.
Mientras tanto sonrío,
o lo intento, amigo mío,
con la pretensión ridícula
de que la vida me sonría,
pero entonces, ¡agua fría!,
y tantos cubos como me caen encima,
mi cara entera transforman en mueca
mientras me susurro en voz baja,
con los ojos encendidos,
no pasa nada, no pasa nada,
todo va a mejorar,
qué me importa el agua
si tampoco soy de azúcar
11.6.11
Desintegración
Mi familia explotó.
Mi mundo se resquebrajó.
Mis ideas,
que solían expandirse hacia afuera,
hoy se me clavan hacia dentro.
que solían expandirse hacia afuera,
hoy se me clavan hacia dentro.
La tribu se dispersó.
La conciencia de grupo se esfumó
como si jamás hubiera sido nada más que humo.
como si jamás hubiera sido nada más que humo.
La confianza y seguridad
devinieron confusión y miedo.
devinieron confusión y miedo.
Cualquier posible explicación
apenas superó el estado de excusa.
Nunca me he recuperado.
Estoy hecho pedazos.
Las chispas van y vienen.
Animan el cadáver.
A veces brillo con pasión.
Otras sólo sobrevivo.
Extraño pensar que la perfección podía durar.
apenas superó el estado de excusa.
Nunca me he recuperado.
Estoy hecho pedazos.
Las chispas van y vienen.
Animan el cadáver.
A veces brillo con pasión.
Otras sólo sobrevivo.
Extraño pensar que la perfección podía durar.
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