23.12.10

Bellamy, capitán pirata

Pirate dreaming of Home

Bellamy

Marzo-mayo de 1717

A pesar de estar a más de cien millas mar adentro, cayeron sobre un pequeño mercante que salía de Newport, en Rhode Island. El capitán de este balandro, el señor Beer, se dirigía a Charleston y probablemente escogió el paso exterior precisamente para evitar a los piratas que se contaba infestaban el estrecho de Florida y el paso de los Vientos. A cambio, se halló preso en el mayor barco pirata que él y sus compañeros hubieran visto jamás.
Beer no pasó más que dos horas a bordo del Whydah, pero después tomó nota de todo lo sucedido, incluida una transcripción de la conversación que mantuvo con Samuel Bellamy, durante la cual el comandante pirata le expuso los motivos políticos de sus acciones.

Llevaron a Beer a bordo del Whydah mientras los piratas saqueaban su balandro y su cargamento e intentaban decidir si le devolvían la embarcación o no. Tanto Bellamy como Williams estaban a favor de que Beer se quedase con el barco, demasiado pequeño para ellos, pero sus hombres, con el ego muy alto tras los recientes éxitos, se negaron. Bellamy ordenó que llevasen a Beer ante su presencia para poder comunicar al desventurado capitán las malas noticias. Sentía deseos de disculparse.

«¡Maldita sea mi estampa! Lamento que no le vayan a devolver su balandro, porque desdeño causar daños a nadie si no es para mi provecho», le dijo a Beer. «¡Maldito barco! Tendremos que hundirlo y en cambio, a ustedes bien les habría servido.» El pirata se detuvo, miró de arriba a abajo al de Rhode Island y empezó a destilar cierta compasión por aquel hombre.
«Maldito sea: en el fondo es usted un cachorrillo, igual que todos los que se rinden al gobierno de unas leyes que han hecho los ricos para su propia seguridad, porque, por otro lado, los cachorros cobardes no tienen el valor de defender lo que aquellos otros consiguen con sus bellaquerías -siguió hablando, más encolerizado a cada palabra-. ¡Pero allá todos vosotros con vuestra suerte! ¡Allá ellos, por ser una panda de zorros arteros! ¡Y allá ustedes, [los capitanes y marineros] que les sirven, [pues son] unos tarugos con alma de gallina! Nos vilipendian, los muy sinvergüenzas, cuando la única diferencia [entre nosotros] es ésta: ellos roban a los pobres amparándose en la ley ... y nosotros robamos a los ricos amparándonos en nuestro propio valor.»

Bellamy volvió a mirar a Beer, sopesando con cautela el efecto de sus próximas palabras. «¿No [sería] mejor estar entre nosotros -le preguntó al fin al capitán- que andar lamiendo la hediondez de esos villanos, sólo para [conseguir] un trabajo?»
 Beer se tomó su tiempo antes de responder. Su conciencia, le dijo al fiero comandante de los piratas, no le permitiría «saltarse las leyes de Dios y de los hombres».


Bellamy lo contempló con disgusto. «Es usted un granuja con una conciencia endemoniada -le respondió-. Yo soy un Príncipe libre, y cuento con tanta autoridad para hacer la guerra en el mundo entero como el que dispone de cien barcos en el mar y un ejército de mil hombres en tierra. Y esto es lo que me dice mi conciencia: ...No vale la pena discutir con los cachorrillos llorosos que toleran que sus superiores los pateen en cubierta con placer, y [que] ponen su confianza en quien no es más que un proxeneta hipócrita: un cerdo comodón que ni practica ni cree siquiera en lo que le cuenta a los imberbes que lo escuchan como a un santo.»*


*Algunos autores han puesto en duda la veracidad de esta conversación, que al final se publicó en Historia general de los piratas, preguntándose quién habría sido el transcriptor. La respuesta es: el propio Beer. Tras su audiencia con Bellamy, el capitán fue trasladado a bordo del Marianne, donde dispuso de suficientes horas libres como para poner por escrito esta conversación histórica. Lo liberaron en la isla de Block al cabo de una o dos semanas y, el 29 de abril, se presentó en Newport e informó de lo sucedido al corresponsal del Boston News-Letter. Es casi seguro que los detalles de esta conversación fueron anotados por las autoridades de Rhode Island y enviados posteriormente a Londres, donde quedaban al alcance del autor de la Historia general.

Bellamy, marzo-mayo de 1717. La república de los piratas. Colin Woodard, 2007. 2008 de la traducción castellana para España y América: Editorial Crítica. Págs. 183-184.

21.12.10

| SILENCIO |


Nuestros amigos filósofos arguyen que el mayor problema de nuestra sociedad es que nadie en ella se para realmente a pensar sobre lo que acontece a su alrededor.
Que las personas, los miembros de dicha sociedad, en general, no piensan.
Y normalmente quienes argumentan de este modo suelen dar por hecho que ellos mismos sí que lo hacen; pensar.
Y de esto no les cabe ninguna duda. Ni a nosotros tampoco.

Porque pudiera ser que tuvieran razón. Pero también pudiera ser que no.

Pudiera ser que todos los de ahí fuera, justo al contrario de lo supuesto anteriormente, no parara de pensar. Que pasaran la mayor parte de su vida pensando.
Pensando en sus estudios, en su trabajo, en las prendas con las que van a disfrazarse para salir al mundo exterior diariamente, en la programación televisiva de cada canal, en las vidas de otros -salgan en televisión o no-, en los resultados de los partidos entre equipos de algún deporte mayoritario o minoritario -según el caso-, en su cita con la peluquería, en el aniversario de su relación sentimental y/o conyugal, en la relación sentimental y/o conyugal de cualquier otra persona de su alrededor o que salga por televisión, en el coche, en los accesorios del coche, en la reparación del coche, en el seguro del coche, en un nuevo modelo de coche, en el piso, en la hipoteca del piso, en los muebles del piso, en la pintura del piso, en la limpieza del piso, en la posibilidad de que te roben el piso, en un nuevo piso y en definitiva, en multitud de cosas muy seguramente imprescindibles.

Esas personas están pensando. Nuestros amigos filósofos tienen razón en una cosa: ellos mismos piensan.
Pero están equivocados en otra: todos los demás también.
Y tanto ellos como los demás están pensando en cosas tan importantes como banales, según a quién  preguntes -aunque un dato bastante comprobado es que todo el mundo suele considerar como innecesario o estúpido el pensamiento del otro y como interesantísimo el propio-.

Tal vez, por tanto, el mayor problema en nuestra sociedad no fuese el hecho de que sus miembros, en general, no piensen.
Tal vez el mayor problema en nuestra sociedad sea el hecho de que la gente, en general, piensa demasiado.
Y en demasiadas cosas.
Todo el tiempo pensando, pensando, y pensando.
Ruido, ruido y más ruido.

Y el corte de electricidad repentino producido por las obras públicas o algún que otro altercado, que apaga súbitamente la televisión, o la radio, o la videoconsola de última generación que sustituye mancharse de barro o cualquier otra sustancia indeseable en la puta calle, o de lo que sea, no desemboca más que en pánico y desorden absolutos.

Tanta oscuridad, tanto vacío, tanto silencio, ¡y sin nada con qué rellenarlo!

Por eso quizá el mundo debería callarse.
Y aprender a estar en silencio consigo mismo. A solas.
Enfrentándose a la oscuridad. Enfréntandose al vacío. Enfrentándose al silencio.
Y sin nada con qué rellenarlo.

Mirando al abismo a los ojos...
...y sin miedo a contemplar devuelta la mirada.



| SILENCIO |

Grbts-ccdnts

El último viaje de vuelta a casa salió justo al revés, acabé colgado boca-abajo de una palmera con el maletín enredado a mi corbata de seda de los gusanos de seda más gordos del continente asiático mientras...

Un segundo, que termino de hacerme el porro, porque veo que esto va a requerir agilidad..., dijo la joven muchacha mientras me observaba de reojo, ¡mis gritos de auxilio habían servido de algo!

Mientras me retorcía veía como ese pobre hombre colgaba de la palmera gesticulando, abriendo la boca, incluso se le hinchaba la vena del cuello, pero yo no podía oír nada...

Gracias a Dios ella, aunque tímida, con su natural empatía, sabría perfectamente qué hacer para ayudarme, pensé.
Y seguí pensándolo, pero no ocurría nada...

Seguía mirándole, pensando que tal vez podría hacer algo... pero no se me ocurría nada. Y bajarle de la palmera no era una opción, pues no se suele ver todos los días a un hombre boca-abajo. Me resultaba angustiante a la vez que cómico.

Cuando, de repente, me caí al suelo de cabeza, atraído como por una fuerza COMPLETAMENTE DESCONOCIDA, además de mi pesado maletín, y mientras masticaba una deliciosa pero inapropiada enorme cantidad de arena, la oí reírse mucho.

Esa chica tenía sentido del humor. Más que yo, de hecho. Al menos en esa situación en concreto.

Al verle caer no pude evitar una carcajada que resonó en toda la estación, el tiempo se paró por varias milésimas de segundo. Todos me miraron.

Era un detalle que fuera la única, entre tanta gente, que hubiera acudido a reírse de mí.
Me había cautivado absolutamente y yo tartamudeaba sin saber qué decir.

Sentí verguenza, pánico. Me miraban buscando una respuesta, como si todos estuviesen esperando a que yo dijese algo.

La chica parecía asustada, así que me pareció muy racional agarrarla de su chaqueta justo antes de que... bueno, sólo ella podría ponerle fin a esta historia...
...pero pensaba llevármela a contar frailes.

Justo cuando iba a abrir la boca para pronunciar las palabras que los allí presentes estaban esperando oír, sonó un pitido, apareció el tren y sin apenas darme cuenta el hombre invertido me había agarrado de la chaqueta y me había arrastrado con él a un vagón.

La chica estaba dentro, conmigo, muy seria. Yo sólo quería saber qué estaba pensando ella...

Estaba sentada, y tranquila. Era extraño, pero no me daba miedo.
Me estaban secuestrando pero era un secuestro pacífico. Nadie decía nada.

Empecé a preocuparme porque tuviera hambre así que me saqué un bocadillo de la chaqueta y se lo ofrecí. Aún estaba caliente y envuelto en una servilleta un poco aceitosa. Estaba seguro de que ella no tenía nada que hacer en esa estación fea y roñosa llena de arena y palmeras que acabábamos de dejar así que le propuse viajar a Nuevo Nuevo Nuevo México, una isla redonda en mitad del Pacífico donde las casas tenían forma de plátano rojo hexagonal.

20.12.10

Lo neutral es tecnología, sólo debería estupidizarse la ilegalidad.

La tecnología es neutra: sólo debería ilegalizarse la estupidez.

[...] La prohibición de herramientas supone un freno al desarrollo humano. Imaginen por un momento un mundo en el que alguien hubiese ilegalizado el alfabeto, la imprenta, la máquina de escribir... Los mismos que prohíben los programas de ordenador, a causa del uso indebido de los mismos, jamás se plantearían legislar contra otras herramientas de uso masivo en nuestra sociedad, por muy pervertida que haya sido su utilización en distintos momentos de la historia. Por mucho que hayan evolucionado las quijadas de asno.
A pesar de sus errores, a pesar de su sumisión al poder económico, a nadie se le ocurriría proponer la ilegalización del Parlamento, aunque sus inquilinos no estén a la altura de las circunstancias. Aún con sus defectos, la democracia sigue siendo una herramienta válida.

Y las herramientas no deberían prohibirse jamás, dice Carlos Sánchez Almeida en Las herramientas prohibidas en un bravo alarde de imaginación siempre caracterizado por su deslumbrante optimismo e incuestionable servicio al Estado de Derecho.
Las negritas nos pertenecen (tratándose de propiedad inalienable y por tanto quedando prohibida su alteración mediante el uso de cualquier sustancia estupefaciente o psicotrópica, so pena de sobornos a los ministros para conseguir sus favores y que te jodan para siempre el resto de tu miserable vida).
Su Majestad el Presidente del Gobierno ya ha declarado este texto de carácter social y a su autor se le ha conferido el título de Doctor Honoris Causa y otorgado el premio Nobel y el de Artista Revelación del año 2010. A la entrega de premios ha acudido la Familia Real, el Presidente del Gobierno y el líder de la oposición, Mariano Rubalcaba. Ambos políticos acudieron al evento juntos y agarrados de la mano, en una muestra de unidad ante la crisis que, como era de esperar, ha servido para alimentar las especulaciones de la prensa rosa y los clientes de bares que se hacen llamar lounge.

...deberíamos hacer más centrales nucleares y seguir construyendo edificios con amianto.
Quién sabe de qué usos inesperados estamos privando al futuro.

Vale la pena estar vivo (Caballos Salvajes)

1.9.12.19.9.20.

h---
fshsaòspkdsapdkaiajowockooierjwoiawokdosockosijdsaodsaodksokmcxsoko''qwpqapzkockozopojs

Nos ocultamos bajo ruinas y danzamos por el bosque.
Iluminamos puntos oscuros en mapas cálidos de piel humana.
Hacemos simples cosas complejas y complicamos cosas simples.
Defendemos nuestra vida con garras y dientes.

fshsaòspkwpqapzkockoierjwojsdsapdkaiajowockooierjwoiawokdosockosijdsaodsaodksokiejwocko
e---

15.12.10

QUIÉNES SOMOS



¿Qué? ¿Cómo que quiénes somos?
¿Acaso sabes tú quién coño eres?

Seguro que diariamente te cuentas a ti mismo un montón de historias la mar de entretenidas, y por supuesto todas verídicas -cómo no-, para responder a esta breve pregunta de una forma sencilla y concreta. Pero yo -y no pondré en las bocas de mis colegas mis propias palabras, aunque seguramente coja las suyas para embellecer la mía- no tengo la más puta idea de qué cojones soy. Así de simple (para más información consultar con un ojo de culo, a ser posible propio).

¡He sido forastero y he sido nativo! ¡He sembrado semillas y he curtido pieles! ¡He encontrado tesoros y milagros y me he buscado tragedias y desgracias! ¡He cerrado los ojos y me he arrancado los párpados! ¡He sido derrotado cobardemente y he vencido como un valiente! ¡He nacido ayer y vivido millones de años! ¡He encontrado agua bajo las piedras y buscado piedras bajo el agua! ¡Galán y antipático, don Juan y abandonado, rompecorazones y calzonazos!

Pero he de reconocer que aún conservo mis calzones, pues todo hombre cubre con enérgico disimulo y sutil obsesión aquel lugar donde a veces la dignidad se pierde durante días sin saber encontrar el camino a casa.

Gurú e idiota, cuerdo y loco, sintecho y pequeño-burgués, ¡jamás bohemio ni hippie, nací muy tarde para eso! Pero estuve en el bosque y en el campo, odié el asfalto y regresé a la ciudad a por una familia soñada.
He fundido la máquina pero aún nos queda aceite. Y además el hierro se funde para utilizarlo de nuevo.

Y sobre todo, he jugado mucho, mucho tiempo, jugado a ser alguien que juega, que nunca para de jugar.

Ahora yo estoy aquí, y hablo por mí. Si yo existo, ¡tú también puedes!

¡Soy el Rimbombante Khuai y he venido a enloqueceros! ¡Soy el Rimbombante Khuai y he venido a poneros serios! ¡Soy el Rimbombante Khuai y he venido a destruiros! ¡Soy el Rimbombante Khuai y... ! No he venido a construiros, eso no.

¡Soy el Rimbombante Khuai y he venido a traeros fuego! ¡Y paz! ¡Alegría y furia para las almas en pena, tranquilidad para los exaltados sin remedio! ¡Amor y odio! ¡Ruido y silencios!

¡Soy el Rimbombante Khuai y os mataría pero os quiero!

¡Poder MÍSTICOSCURO, YO TE INVOCO!

14.12.10

14 de Diciembre de 2010 d. C.

A finales del año 2010 de la era de nuestro señor Jesucristo corrían tiempos difíciles. Numerosas crisis de toda índole y sus consecuencias, reales y potenciales, estaban en las bocas de todos. Se decía que el fin del mundo tal y como lo conocemos llegaría con el siguiente diciembre. ¿Pero qué ocurriría entonces?

Algunos profetizaban el acabose para el planeta entero. Meteoritos, guerras nucleares, ... Otros anunciaban la inminencia de una tormenta solar que afectaría a todas las grandes fuentes de energía eléctrica, como ya había sucedido en el año 1859, poniendo en grave peligro todos los sistemas de comunicación de los que la civilización occidental se había hecho terriblemente dependiente en el auge de la que se enorgullecían en llamar "era de la información".


En un chalet de Benidorm, mientras trabajaban, una banda de ladrones profesionales encontró la siguiente profecía inscrita en un pergamino egipcio de una antigüedad desconocida. Bueno, quizá debería decir escrita sobre un pergamino egipcio de antigüedad desconocida. Alguien había garabateado a bolígrafo con carácteres occidentales encima de la inscripción original -de contenido ininteligible-, lo que reproducimos a continuación:

El ulular del viento y las voces de los fantasmas, ya casi nadie los distingue.

Son las palabras que se pierden mutiladas, bajo los escombros o esparcidas por alguna mina antipersona.
Son los gritos del vacío, desesperaciones que se acumulan en pechos mudos o ya completamente ausentes.

No importa.

Su llamada se pierde en el cielo nocturno mientras la multitud en su caverna sólo aguarda de espaldas a la llama rezando para que no se apague pero con la certeza de que, en cualquier momento, lo hará.

Y algunos girarán su cara y se enfrentarán a lo inevitable, ahogando con sus propios dedos la última vela encendida, para salir a un mundo exterior del que ya no puede protegernos ninguna cueva.

Fuera habrá tormenta y helará, con una lluvia que calará huesos y un frío que congelará las manos y, mientras tanto, las peores de las bestias se mantendrán al acecho buscando carne fresca con la que satisfacer momentáneamente su siempre insaciable apetito.

La posibilidad de éxito será prácticamente cero. Los riesgos demasiado altos.
Locura, lo llamarán. Y el viaje, peligroso, temerario.
Sólo un lunático emprendería tal empresa.

Pero no habrá sol si nadie lo trae de vuelta... y el futuro es de los atrevidos.